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Beaucaire, centro del pueblo ecuatoriano

Los trabajaroders de los campos de origen ecuatoriano o latino hacen una “cancha” los fines de semanas : un lugar de convivencia alrededor de la praticta del ecuavoley. Como al país. Ph. EB

Cada fin de semana, los latinos se encuentran alrededor de una cancha de voley en Beaucaire. Un momento de relajación en comunidad antes de volver al trabajo del campo el lunes. Se juega, se habla y se intercambian ideas… Con la esperanza de que el destino de la comunidad mejore.

Al lado de la plaza de toros, el gran espacio de tierra tiene aire de plaza del pueblo. Las personas se juntan alrededor de las canchas de voley. En el parqueadero, las cajuelas abiertas de los coches ponen ritmos latinos. Al menos 250 latinos están aquí. Mujeres, niños y en mayoría hombres. La mayor parte son ecuatorianos pero también hay bolivianos, peruanos, hondureños e incluso algunos argentinos.

En pocas palabras, lo que pasa en Beaucaire es la mudanza de una parte de Ecuador aquí. « En nuestro país, es la tradicíon : Cuando acabamos de trabajar, nos juntamos para disfrutar un poquito, jugar un partido antes de regresar a casa », explica Humberto Gualán, 47 años, que parece tener una sonrisa sujeta a la cara. Campesino durante la semana y  planificador el fin de semana, es el que compró los redes y las pelotas. Cada vez, llega antes para instalar todo lo que se necesita para « la cancha ».

Si en su país de origen, la gente se reúne todos los días, aquí, las reuniones ocurren solo los fines de semanas. Por culpa de la distancia entre los miembos de la comunidad y sobre toto al ritmo de trabajo. Si Beaucaire es la capital, la comunidad ecuatoriana está dispersa entre este Quito-sobre-Ródano y Aviñon, Chateaurenard, Maillane, Graveson o la Camargue…

Humberto tuvo la idea « hace 6 o 7 años » cuando los latinos empezaban a ser muchos en el sector, cuando las empresas de trabajo temporal españolas enviaban masivamente la mano de obra a Francia : por los deseos de los dueños de las grandes fincas alrededor de Beaucaire. El objetivo : reunir a la comunidad para compartir tiempos de « alegría », sonríe Humberto. « Toda la semana el trabajo es duro. Aquí es nuestro único momento para estar relajados ».

 

Humberto, el organisador de la “cancha”, instala los redes de ecuavoley al inicio de la tarde.

Viviana, de origen colombiano, se une a la conversacion. Como los demás, se lamenta de que las canchas sean clandestinas. Sueña con una asociación para hacerla legal. Y que la alcaldía ponga baños a disposición de todos.  Humberto explica que la cancha es tolerada y que la policía explicó que se podían quedar en el lugar hasta la 7 de la noche en invierno y hasta las 9 en verano. Pero obviamente, las relaciones con Julián Sánchez, el alcalde de Beaucaire (extrema-derecha) nos son fáciles. Pero « poco a poco, vamos a conseguir organizarnos », cree Humberto que habla de crear una asociación sin saber los trámites exactos que se necesitan.

En las canchas, el torneo está en pleno apogeo. Son las canchas de los mejores jugadores que atraen el mayor número de espectadores. Las caras lucen concentradas, el árbitro cuenta los puntos. El juego es un poquito diferente del voley : « es Ecuavoley », precisa Angel Merina, albañil de 35 años. « La pelota es más dura, más pesada, porque cuando salimos del trabajo estamos llenos de fuerza y las pelotas de voley europeo vuelan », ríe Angel que sigue con una comparación : « los dueños toman a los ecuatorianos porque somos duros en la tarea ».

Como la casi totalidad, Angel se fue a la aventura a Europa para escapar de la crisis de su país. Llegado a los 20 a España y la crisis española lo empujó a partir a Francia. Algunos fueron a Alemania, Inglaterra o a Suiza. Él tiene la suerte de hablar francés, de poder integrarse fácilmente y de no trabajar en los campos como los demás.

 

Maria, 18 años habla perfectamente francés y puede ser interprete para la comunidad.

Esta cancha sirve también para tener noticias de los amigos y ser solidarios cuando se la necesite. María Gualán, 18 años, es la hija de Humberto. Recuerda la planificación de una colecta de dinero hace pocos años. Se trataba de pagar por la curación de una mujer que no tenía segurcredad social, dejada al abandono por su empleador. La joven sirve también de intérprete cuando la policia llega para hacer una ronda o cuando la Inspección del trabajo hace una investigación sobre Terra fecundis (Work for all ETT ahora), una empresa española que no respeta los derechos del trabajador.

Aquí se puede intercambiar experiencias sobre las condiciones de trabajo. La muerte de uno de ellos vuelve a la superficie rápidamente. En julio 2011, Elio Maldonadó, un trabajador de Terra fecundis cayó de deshidratación en el campo del Domaine des Sources (dominio de las fuentes) en Maillane. Viviana, la boliviana, habla de las prácticas de algunos dueños demasiado severas : « tenemos que quedarnos inclinados para cosechar sin levantarnos para descansar la espalda. Si nos levantamos afuera de la pausa estamos despedidos », exclama, indignada Viviana.

Peters Merizalde, 41 años, acaba de jugar su partido de voley. Fue uno de los primeros en llegar aquí. Es sin duda el único dueño de la comunidad. Cansado de hacerse « robar » por « las empresas españolas que no pagan las horas extras, que hacen retenciones de sueldo », empieza a trabajar con los duenos de finca directamente. Como hacen más y más latinos. « Como hablo bien francés, poco a poco los empleadores me tenian confianza y me llamaban directamente. Un día, una dueña me preguntó : por qué no creas tu empresa ? ».

 

Peters, 41 años creaba su empreza para acabar de trabajar para Terra fecundis.

La empresa fue creada desde diciembre pasado. En este momento trabaja con tomates en Moulès y la uva en Roquemaure, al norte de Aviñon. Construye sus equipos con sus antiguos compañeros « explotados » por Terra fecundis. « En mi empresa, todo es legal. Tengo una secretaria y un experto contable para ayudarme porque no conozco todas las leyes. »

Cae la noche y la gente empieza a despedirse de la cancha. En la calle grande de Beaucaire, una pequeña tienda llamada « productos latinos » abrió hace 4 años. Germán Abad, de origen ecuatoriano está orgulloso de ser el primer dueño de la primera tienda de comestibles « declarada, 100% legal », aunque tuvo muchas dificultades para hacerlo. Germán también dice tener una relación complicada con la alcaldía. Pero no tiene el tiempo para hablar más. Es domingo por la noche y sus hijas de 9 y 12 años lo acaparan. A propósito, ve sus futuros en Francia y espera la mejor educación posible.

Algunos metros más lejos en la misma calle, el Euro market, la tienda de Driss muestra anuncios en español : « se busca habitación », « se busca piso », « se busca cama ». Dentro, harina de maíz y otro productos de América Latina en los puestos. « Hicimos pizza, después hicimos couscous y ahora nos adaptamos », filisofa Driss.

 

Eric Besatti

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